lunes, 8 de junio de 2009

Nuestra voz interior


Todos tenemos una voz interior que nos habla. Muchas veces no la hacemos caso, pensando que no tiene razón. Nuestra parte más racional nos para y nos dice que no la escuchemos.

- Es una trampa – dice – Si le haces caso sufrirás, tendrás problemas de todo tipo.

Queremos estabilidad en nuestras vidas, y es por eso que vamos a lo “seguro”. Hacemos lo que hace todo el mundo que se supone que da seguridad. Hacemos lo que todo el mundo hace.Cuando se nos ocurre una gran idea, muchos de nosotros no la ponemos en práctica por miedo. Por el miedo al fracaso, el miedo al que dirán, el miedo a perder, el miedo al miedo…

El silencio que buscamos no lo encontramos en el exterior, sino en nosotros mismos. Nosotros somos nuestros maestros, nuestros guías más potentes.Es nuestra guía interior la que normalmente lo da todo por nosotros y nos empuja a ir hacia delante. Nos anima a que nos arriesguemos y a ser positivos. A que no tengamos miedo. A ser nosotros mismos en todo momento.

Cuando somos pequeños la intuición nos guía a menudo. Sabemos las cosas que nos van a ir bien. Comemos lo que tenemos ganas y cuando tenemos ganas. Jugamos y aprendemos constantemente, sin aburrirnos. Sabemos perfectamente que deseamos ser en cada momento.Pero nuestro entorno está ahí. Y queremos acomodarnos a él. Entonces, comenzamos a controlar a nuestra “alocada” voz interior, y le damos cobijo. El bien y el mal entran en nuestra vida. Y normalmente en el lado del mal, pensamos que está nuestro guía interior.

En realidad es esa voz que muchas veces acallamos, la que está en lo cierto. Si aprendemos a distinguir las “voces” de la intuición de las demás voces que nos bombardean la cabeza (ya sean internas, o externas), habremos dado un gran paso para lograr aquello que deseamos.

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