Desde que nacemos vamos cambiando. Día tras día. Hora tras hora.
El cambio es una parte muy importante de la vida, porque sin él, las experiencias no serían únicas.
Con los años, cambia nuestro aspecto físico. También cambian algunas preferencias que teníamos.
Dentro de todos estos cambios, hay algo que se mantiene inalterable: nuestros deseos y anhelos más profundos y la vitalidad del primer día. Ellos siguen ahí, esperando la menor ocasión para recordarnos nuestros sueños.
No somos nuestros cuerpos físicos. La edad no es importante. Pero que ir cambiando en nuestra vida, si lo es. Si no, nos estancamos.
Si deseamos cambiar, no hemos de ser impacientes, pues no se produce de la noche a la mañana, y se necesita mucho de nuestra parte para que pase.
Pero nada es imposible. Tenemos que ser conscientes de ello. Nuestros deseos terminan por cumplirse. Y nuestros deseos de cambio, también.
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