lunes, 8 de junio de 2009

"Un día lluvioso"


Allí estaba yo, como una sirena en el mar. Chapoteando entre las olas, mientras la lluvia caía sobre mi ya mojado pelo.
Una vez más, se había hecho tarde. Me sentía como una esponja. Cuanta más lluvia caía, más quería yo.
Pero ahí no quedaba la cosa. Por el camino a la playa, había visto una roca llena de piedras brillantes. No sabía si el brillo era real o debido a las gotas de la lluvia, pero sí sabía que no podía apartar los ojos de tanta belleza. Tal vez, no había sido buena idea caminar descalza hasta la orilla. Ahora tenía que regresar por el mismo camino, pero esta vez, tendría que sortear litros de agua y espuma blanca, que con fuerza chocaban una y otra vez contra la preciosa roca.

La lluvia era cada vez más torrencial. Me aparté el pelo de la cara y miré alrededor. Las gaviotas habían dejado de volar buscando peces que comer. Las olas habían dejado de hacer ruido cuando chocaban contra la roca… no escuchaba nada. Ni tan siquiera mi respiración entrecortada por el frío del mar. Miré hacía arriba, las nubes se estaban alejando cada vez más, pero la lluvia seguía cayendo. La sensación de quietud era tal, que no tenía intención de moverme de aquel paraíso. Pero la calma que precedía a la tormenta, se acabó.
Y allí seguía yo, en medio de la nada, rodeada de nada, y sin ruido alguno, cuando una ola gigante me vino a ver. Creo que me habló. O eso recuerdo.

- Hola – Me dijo la ola - ¿Cómo es que no te has ido con las demás gaviotas? ¿No sabes que venía?
- Uy. Creo que te has confundido. En todo caso soy una especie de sirena, no una gaviota. ¿Por qué iba a saber que venias? – Pregunté curiosa.
- Acércate a mí y mírate. Si no eres una gaviota, ¿qué eres?

Me acerqué con sigilo a la enorme ola y me vi. Pues sí, pensé, tengo el pelo demasiado emplumado para ser una sirena y demasiado corto para que sea mi propio pelo.
- Vaya – dijo la gran ola – Parece que hace tiempo que no te miras en ninguna parte. ¿No es así? ¿Hace cuánto tiempo que olvidaste quién eras?
- ¿Tiempo? ¿Qué es eso? No lo sé. He de ir a la roca brillante. ¿Me esperarás aquí amiga ola?
- No. Yo sólo paso una vez cada vida. No creo que nos volvamos a encontrar. Además, la roca de la que hablas ha dejado de ser brillante. ¿No ves la oscuridad que la envuelve?
- Ah, sí. De eso me acuerdo. La noche, ¿no? Así se llama. Pero cuando haya luz, la roca volverá a brillar y allí estaré yo para verla.
- Puede ser que vuelva a brillar, amiga. Pero dudo mucho que tú estés ahí para verla.
- Claro que estaré. ¿Por qué lo dudas? Sea quien sea, sé que quiero estar ahí mirando a la roca.
- No lo dudo – Respondió la ola gigante – Aunque no te has dado cuenta, ha pasado muy poco tiempo, y tú decidiste quedarte quieta y no volar con tus demás compañeras. Tengo que tragarte aún a mi pesar. Estabas en mi camino

Sin más, la gran ola, me tragó. Y yo confundida, desperté de aquel lluvioso sueño.

2 comentarios:

SEO dijo...

yo tambien quisiera estar atrapado en sueño ..el mundod e mis deseos y vivir ahi sin despertar jamas...inspirador..

Diseño Web dijo...

que lindo paisajes y que lindas palabras para un momento tan embriagador como debe ser imaginar/vivir un mundo asi