Las personas de mucha edad, están más acostumbradas a relacionarse con otros.
No les importa por ejemplo, ponerse a hablar contigo mientras esperas el autobús o dentro de él.
Lo hacen de modo natural, sin esfuerzo, con muchas ganas por otro lado, de que alguien les escuche.
En general, viven de modo más pausado y tranquilo, aunque en muchas ocasiones con mayor soledad.
Sus preocupaciones son otras a las que tuvieron más jóvenes y su círculo familiar o de amigos es más pequeño.
Lo único que demandan, es que alguien les escuche, aunque sólo sea unos minutos. Desahogarse o enseñar sus experiencias a otras personas.
Hace unos días, en la cola del banco, se puso detrás de mí una mujer mayor.
Se acercó más y comenzó a hablarme:
- Estoy cansada, y solo he subido las pocas escaleras que hay para entrar aquí… es que la edad no perdona…
Yo la miraba, y la sonreía.
La mujer estuvo contándome sus dolencias un rato, y luego exclamó:
- ¡Que voy a cumplir 86 años!…
- Que suerte – Le respondí casi sin pensar.
Ella me miró a los ojos y me respondió:
- Pues sí… es cierto. Yo he enterrado a mucha gente joven en mi familia…
Me contó entonces, sus relaciones familiares, y las cosas que le preocupaban en ese momento.
Después acabó la charla, ya que una ventanilla se quedó libre.
Le sonreí y nos despedimos.
Miremos a nuestro alrededor más a menudo.
Aprendamos de esas personas que tienen tanto que aportarnos.
Escuchémoslas, hablemos con ellas.
Relacionémonos con los demás, fijándonos en sus experiencias de vida.
Todos tenemos cosas que aportar y que decir.
Seamos niños, jóvenes, adultos o ancianos…
Hagamos que las personas más mayores sigan sintiéndose necesarias y acompañadas.
No hace falta mucho, tan solo hablar, escuchar o sonreír.
5 comentarios:
Es verdad Carol, con tan solo una sonrisa o unos minutos de dedicación podemos hacer la diferencia!
Besitos,
Es verdad nuestros adultos mayores solo necesitan un poco de compañia verbarl
Y nosotros podemos llenarle el alma con solo prestar nuestro oido por unos segundos
Saludos
Estoy completamente de acuerdo con vosotr@s, y es que a las personas mayores hay que dedicarlas un minimo de atencion, porque tienen muchisima sabiduria que compartir y no nos cuesta nada.
Es verdad, no cuesta tanto escuchar a los que tenemos alrededor, al menos los que están más cerca.
Resulta muy grato echar una manilla a los mayores que a veces nos cruzamos en nuestra vida, y de los que hay tanto que aprender.
A mí me pasa cada historia en el supermercado... jiji!
Por cierto, y a propósito de las SONRISAS... te enviaré un correo para contarte un momentazo que me pasó en el metro... y que fue realmente revelador.
Un besote Carol y felicidades por tu esperanzador blog!!!
Es un tema complicado para sacar conclusiones apuradas.
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