Esta noche he tenido un sueño…
Volvía a ser pequeña.
Cuando mi madre
llegaba de la calle, yo cogía un pequeño coche de juguete y me ponía a jugar
con él encima de la larga mesa del comedor. Como estaba feliz por su regreso,
en vez de hacerle caso, me ponía a jugar, llamando la atención y correteando de
arriba abajo sin pensar.
Sin pensar… No
pensaba. Tan solo jugaba y me divertía. Sin embargo, los mayores que me
rodeaban parecían cansados y preocupados por casi todo.
¿Por qué no jugáis
conmigo? Me dieron ganas de preguntar. Pero seguí con mi pequeño coche
corriendo sin descanso.
¿Por qué no jugamos más cuando crecemos? Vemos una muñeca o
un coche de juguete y no solemos cogerlos para jugar con ellos.
Si los niños y niñas que nos acompañan nos piden juego,
solemos responder con un: “Es que estoy muy cansado”, o con un “Es que ya soy
mayor para eso”.
Nos esforzamos en ser adultos, serios y se nos olvida lo
entretenido que es jugar.
¿Qué importa si tienes ya unos cuantos años cumplidos? ¿Qué
más da si los demás piensan que no estás bien? Jugar con ganas y ser espontáneo
te harán olvidar esas preocupaciones.
¿Cantas en la ducha? ¿Juegas con tu pareja, con tus hijos o
con tus nietos? ¿Hablas cuándo estás solo, inventándote historias? ¿Haces lo
que de niño o de niña, te hacía ser feliz?
Piensa en ello por un momento…
Cuando somos niños, deseamos ser adolescentes. Cuando llega
la adolescencia, deseamos ser ya adultos. Y cuando somos mayores, en muchas
ocasiones desearíamos ser niños otra vez…
Pero lo que ocurre, es
que con el paso del tiempo, nos cuesta
volver a ser niños de nuevo. Se nos olvida quienes fuimos y como éramos. Miramos
a nuestros pequeños, pensando que son menos que nosotros (“Míralos… Sin
preocupaciones. No saben que es la vida. Ya crecerán”, pensamos) y seguimos creyéndonos
las mentiras que nos han hecho ser personas supuestamente adultas.
Algunos pensaran que si tienes problemas o no eres feliz, lo
has conseguido… Ya eres una persona mayor.
Sin embargo, si juegas,
te ríes por casi todo y eres feliz, es que no conseguiste madurar…
Recuerda… la próxima vez que digas o escuches: “Es que ya
soy mayor”, ríete de ti mismo, sonríe por tus palabras y anímate a jugar aunque
solo se trate de tatarear canciones desconocidas.
Disfruta de tus juegos.
Sé feliz.
4 comentarios:
Yo no soy mayor, es imposible...
Pero estoy intentando mirar atrás, recordar algún momento feliz cuando era niña -luego ya sí los he tenido y tengo, y muchos-... y no recuerdo ninguno... seguiré pensando en ello!
Gracias, me gusta tu blog y voy a seguir por aquí leyéndote!
A veces confundimos conceptos, como la diversión con la inmaduraz y no está reñido para nada!!!! perdemos costumbres preciosas y muy sanas y claro así nos va. Consumimos toda una vida y no aprendemos a disfrutarla. Si tuvierams una segunda vida, sabriamos hacerlo mejor????
Besos mil.
Gracias Milena :) Encantada de que te pases por el blog cuando quieras :D No pasa nada si no recuerdas. Los buenos momentos y los juegos, están pasando justo en este momento ;) Un beso! Yo también te sigo :D
Hola METAMORFOSIS :) Me ha gustado mucho leerte ;) Estoy de acuerdo en lo que dices :D Respondiendo a tu pregunta... Yo creo que sí, que nos daríamos cuenta en esa segunda vida de lo poco que jugamos en esta (eso deseo...) :) Muchos besos guapa!
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