Muchas
veces nos disfrazamos de superhéroes o de superheroínas, tapando nuestras verdaderas
motivaciones.
Pensamos
que podemos con todo y decidimos llevar el peso del mundo en nuestros hombros y
espalda. No pedimos ayuda de nadie ¿Quién
mejor que yo mismo para hacerlo?, pensamos.
La
mente, como sabemos, es muy poderosa. Tanto para lo positivo como para lo
negativo. Pero nuestra tendencia, seguramente por hábitos adquiridos, es volver
a caer en los círculos viciosos de nuestros pensamientos y sentimientos
insanos.
Podemos
tenerlo todo a nivel físico, que nuestras necesidades de apoyo estén cubiertas,
podemos incluso ser personas con éxito social o personal, pero si dejamos que
nuestra mente nos controle y nos lleve de regreso a situaciones pasadas, si no nos
queremos lo suficiente, nuestra felicidad y alegría por vivir, se verán
alteradas.
Ahora
estamos aquí. Siéntelo. Observa tu cuerpo y sé consciente de tu respiración.
No
existe otro momento que no sea este.
Lo
que viviste quedó atrás, en aquel camino que se difumina en tus recuerdos. Y lo
que vivirás no se ha producido realmente, nada más que en tu fantástica imaginación.
Los
miedos del pasado, aquellos que te hacían sentir no ser lo suficiente, están en
las cunetas de esos caminos que te empeñas en recorrer una y otra vez.
“Es yo era mucho más feliz de joven”,
podemos pensar, “Aquellos sí que eran
buenos tiempos”.
Mientras tu cabeza está centrada en como eras,
lamentándote de quien eres ahora, estás dejando de estar vivo… Y no vives
porque en el pasado no hay vida. La verdadera vida está aquí. Ahora. En este
preciso instante. Ni siquiera existe una realidad dentro de un par de minutos,
ya que es el futuro (solo existente en nuestras proyecciones mentales).
Ocultarte
detrás de una máscara de persona fuerte, no te hará ningún bien.
Todos
tenemos miedos, todos sentimos en algún determinado momento, desconfianza o
incertidumbre. Nadie es un superhombre o una supermujer. Todas y todos, somos
igual de humanos, y todas y todos, necesitamos de los demás.
Por
eso, cuando no pides ayuda, cuando decides encerrarte en ti mismo y seguir con
tu disfraz, sin prestarle atención a tus necesidades, ese traje o esa máscara
que te has inventado, se adhiere cada vez más a tu piel.
Tal
vez creas que eres una persona que se ama a sí misma. Puede que pienses que
eres tan fuerte que nada ni nadie te influencia. O sientes que todo lo haces
bien, sin pararte nunca a reflexionar otros puntos de vista…
Obsérvate…
¿Estás
a menudo en el pasado? ¿Imaginas un futuro cada día, sintiéndolo como si
estuvieras allí? ¿Te amas realmente?
Aprende
a escucharte. Aprende a oír tus necesidades y a hacerles caso.
Todos
tenemos en algún momento que pedir ayuda, todos tenemos nuestra propia kryptonita
(el mineral que hacía que Superman se debilitará y no pudiera actuar solo). Y no
es algo de lo que avergonzarse. Al contrario.
Acepta
tus “debilidades” y acude a los demás cuando los necesites.
Deshazte
de las máscaras, y vuelve a vivir en el ahora, vuelve a amarte y a sentirte
vivo.
Es
tu momento.
Tú
puedes.
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