A
pesar del paso de los años y de que cada vez estamos más avanzados, existe en
nuestro cuerpo un órgano muy importante, que sigue siendo un misterio.
La
complejidad que encierra nuestro cerebro, lo hace casi mágico.
Muchas
conexiones diarias, nos hacen sentir de una forma determinada o de otra.
Según
la zona donde estimulemos, podemos tener ganas de reír o de llorar. Incluso,
podemos llegar a sentir presencias o entes.
Ve
a un lugar cómodo y solitario.
Ahora, cierra los ojos
y respira profundamente tres veces.
Haz que tu cuerpo se
relaje completamente.
Nota cada tensión que
tengas y suéltala.
Concéntrate ahora en tu
respiración.
Siente como entra el
aire por tu nariz e imagina que es la
primera vez que respiras. Como si fueras un bebé recién nacido, te sumerges en
lo nuevo de la situación y en lo agradable que te resulta inspirar.
Cuando eches el aire,
imagina que una nube de color oscuro sale con tu respiración y expulsas todo
aquello que no te beneficia ni te conviene.
Una vez que te sientas
muy relajado, imagina que hay alguien a tu lado. Cerca de ti.
Concretamente en tu
lado derecho, notas como si una persona se paseara alrededor tuyo y por tu
espalda.
Sabes que no hay nadie,
porque antes de comenzar la relajación, te has percatado de que estabas sola.
Respira profundamente
una vez.
Si lo deseas, abre un
poco los ojos para asegurarte de que sigues sin nadie cerca.
Cuando lo hayas hecho,
vuelve a cerrar los ojos y sigue sintiendo como una ráfaga de aire o un pequeño
soplido, te da en el hombro.
Te sientes muy relajada
y con mucha tranquilidad.
Las sensaciones que
tienes lejos de asustarte te resultan agradables.
Es posible, que esa
presencia que sientes cerca de ti, en algún momento, te toque o te acaricie la
espalda.
Déjala que lo haga.
Ésta, no deja de ser
una experiencia en la que no tienes nada que temer.
Respira profundamente
una vez.
Cuando te sientas
preparado, abre los ojos.
Bienvenido
a la magia de tu mente.
1 comentario:
La verdad que si se hace paso por paso, te sientes mucho más relajada
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