Hoy
es un día distinto.
Y
lo es, porque tú vas a hacer que sea diferente.
Vas
a todas partes con prisa y apenas te das tiempo para pensar de modo consciente.
Miles
de pensamientos se agolpan en tu mente. Preocupaciones, deberías,
remordimientos, dudas, enfados...
Tu
cabeza está repleta en todo momento. Tu mente no descansa y casi siempre vives
en lo que vas a hacer al rato siguiente.
Tu
cuerpo acompaña a ese torbellino de actividad y tampoco se está quieto.
A
cada instante intentas hacer las cosas más y más deprisa...
Caminas
rápido, hablas de manera atropellada, escuchas poco...
Cuando
llegas al final de tu día, tanto tu mente como tu cuerpo, están exhaustos.
No
te has dado ni un respiro en todos los segundos que tiene una jornada completa.
Tal
vez, al final del día seas más consciente de tu cuerpo y de tus pensamientos.
Por fin respiras tranquilo, piensas...
Aún
así, esos pensamientos recurrentes y esa proyección en el futuro, siguen
intactos.
Piensas
en lo que deberías de haber hecho, en lo que tendrás que hacer mañana y te
cansas aún más.
Hoy,
te voy a proponer que te pares.
Pero
que te pares físicamente por lo menos una vez, a lo largo del día. Eso también
parará tu mente. Por lo menos, la despertarás durante unos minutos.
Cuando
vayas a algún sitio (por ejemplo a tu trabajo, a clase o a comprar), siéntate
sin pensarlo en un banco que veas o quédate sin moverte en una esquina de la
acera. Puede que pienses que no tienes tiempo para hacerlo... "Es que perderé el autobús si me paro"
o "no llegaré a tiempo a clase",
puedes aducir.
Es
posible, si vas ya tarde, pero lo que yo te animo a hacer, es que te pares
aunque sean unos segundos.
Que
le des la oportunidad a tu mente y a tu cuerpo a ser verdaderamente conscientes
de lo que está ocurriendo justo en ese preciso instante.
Elige
cada día un lugar diferente para sentarte o quedarte quieta. Y no lo hagas de
forma planeada. Simplemente, hazlo.
Cuando
estés en ese ahora, en pausa, observa tu mente y tu cuerpo y todo lo que ocurre
en torno a ti.
Después
de tan solo cinco segundos, puedes seguir hacía donde te dirigías.
¿Es
posible que ya no tengas esa prisa de antes o que esas preocupaciones sean
menos? Date cuenta.
Abre
bien los ojos al ahora y disfruta del momento.
Hoy
es un día único.
Tú
también.
Recuerda:
¡Párate!
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