Cierra
los ojos y respira profundamente tres veces.
Siente
tu corazón latiendo dentro de tu cuerpo.
Estás
vivo.
Céntrate
en lo que significa para ti estar vivo.
Sabes
que en ti, hay todo un universo escondido, dispuesto a ser descubierto.
Fuera
de tu mente, hay miles de universos que como el tuyo, están deseosos de
abrirse.
Tú
eres un universo.
Millones
de luces brillantes y llenas de vitalidad, recorren cada poro de tu piel.
En
todo momento, tienes esa energía, que en ocasiones sientes que no está.
Tú
eres magia.
Muchos
elementos se han juntado para que tú estés aquí hoy… Viva.
Respira
profundamente una vez.
Imagina
que delante de tus ojos hay un universo lleno de pequeñas y relucientes
estrellas.
Hay
una total oscuridad, pero todo está iluminado por esas diminutas chispas de
magia y energía.
Notas
la vibración de tu cuerpo.
Estás
allí. Flotando en el infinito. En la nada.
Disfrutando
de la una sensación propia de un hombre del espacio.
No
existe la gravedad… tampoco los pensamientos tóxicos ni las preocupaciones.
Todo
carece de importancia. Eres un ser minúsculo ante tanta vida.
Imagina
ahora, que estás dentro de un habitáculo.
Te
asomas a la pequeña ventana ovalada, y observas como te vas acercando a un
lugar lleno de agua y vegetación.
Disfrutas
de la sensación de vacío, sin importarte nada más.
Comprendes
que el silencio que te rodea es sonoro y lleno de fuerza.
Todo
tiene sonido.
Cualquier
rincón de ese lugar al que te diriges, tiene una chispa de tu magia y viveza.
Imagina
que cierras los ojos.
Respira
profundamente tres veces, mientras afirmas para ti mismo: la vida es
maravillosa, todo está bien, me quiero.
Tu
universo se ha plegado entorno a ti mismo.
Eres
uno con todos los millones de universos que te rodean.
Sigues
sintiendo un vacio especial.
Respira
tranquilamente una vez.
Abre
los ojos.
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