Silencio.
Parece
la calma que precede a la tormenta.
Casi
siempre todo se repite.
Después
de la tempestad llega la tranquilidad.
Volverá
a pasar.
Y
tú estarás ahí para verlo.
Quizás
en ese instante, seas un poco más sabio de lo que fuiste en tu anterior
experiencia.
Tal
vez no.
Eres
un mar sin olas, dispuesto a aprender de cada momento.
El
tiempo inventado pasará casi siempre rápido, y tú seguirás aquí para
disfrutarlo.
Mirarás
de nuevo al horizonte y volverás a sentir la paz de la nada.
Seguramente
ya no seas la misma persona a ojos de los demás.
Es
posible que tampoco tú te reconozcas en el espejo.
Pero
tú sabes dentro de tu cuerpo, que eres ese bebé que observaba todo con ojos
grandes y curiosos.
La
vida es un mar en calma llena de experiencias y de retos de los que aprender.
Comprender
el cielo, las nubes, el mar, las horas que transcurren sin pausa... esa es la
vida. Tu vida. Y estás aquí para verlo.
Sonríe.
Sigues
vivo. Sigues siendo lo que deseaste y nunca dejaste de ser.
Un
ser lleno de luz y de calma.
Abraza,
besa, ríe, canta, baila, disfruta a cada paso.
Es
tu camino. Y sigues aprendiendo.
Sigue
con tu luz.
No
te apagues.
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