Un
amanecer cualquiera Coherencia se despertó de un profundo sueño.
Cuando
abrió los ojos se sintió perdida. Se encontraba flotando en medio de ninguna
parte.
Sus
cabellos caían hacía un acantilado de miedos y desesperanzas.
No
comprendió entonces que todo aquello que la rodeaba era producto de su fértil imaginación.
Una
multitud de seres de todas las edades gritaban desesperadas al otro lado del
sueño.
Pedían
a Coherencia que volviera de su mundo. Que se instalara de nuevo en sus vidas.
Sin
embargo, nuestra protagonista, ajena a todo dolor y a toda incertidumbre,
seguía levitando en un mar de estrellas rotas.
Sin
parpadear pudo llegar a una conclusión… Sus acciones ya no eran suyas. Alguien le
había robado los sueños y la esperanza.
Como
un gato se coló disimuladamente por la puerta entreabierta.
Allí
estaban aquellas personas… Tristes y desahuciadas… Ya no tenían más que perder…
Tan solo sus propias vidas.
Muchos
ofrecieron sus conocimientos para hacer de Coherencia uno más. Para que
regresara del sueño de la locura en el que la habían colocado unos pocos.
Coherencia
poco a poco, fue restableciendo su imagen. Supo quién era y quién había sido.
Se
conmovió al escuchar miles de historias de personas normales que seguían
adelante a pesar de todo.
Se
convenció a sí misma de que aquello no volvería a pasar.
Nadie
más volvería a secuestrarla para hacerla suya.
Coherencia
era de todos y cada uno de los seres que habitaban aquel planeta lleno de
ilusiones, de ímpetu y ganas de vivir.
Si
alguna vez faltó a su palabra, no fue por su causa directa sino por cómo la
habían utilizado.
Ella
sabía que si volvía a gobernar en un mundo sin gobernantes, pronto todo
volvería a la igualdad y a la lógica que tanto anhelaba.
Coherencia
conocía la estrategia. Todo tenía un equilibrio natural. Y sin ella en el
mundo, esa estabilidad se había desviado hacía un lado.
Siempre
había aprovechados que cogían su nombre e incluso su estilo, y decían que
actuaban por vía de la Coherencia divina. Y claro… ellos tenían el poder… Y no
Coherencia.
Pero
todo aquello se terminó. Coherencia está despierta y más viva que nunca.
Sus
deseos de vida y de bienestar se están alineando de nuevo.
El
equilibrio regresa y poco a poco será como si nunca se hubiera ido.
No
hay nada que escape del poder de Coherencia.
Así
que si esta mañana o esta tarde ves andando por ahí a alguien disfrazado de
nuestra protagonista, ten claro que no es ella y que pase lo que pase, su
mirada y su lógica sobresaldrá por encima de todo.
Coherencia
ha vuelto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario