Hola.
Estás sumergido en un torbellino de acontecimientos, ¿No es así?
Encuentros
con personas que hace tiempo que no ves, familiares que reclaman tu atención a
cada instante… Necesitas también un espacio para ti. Un lugar o unos momentos
sin ruidos o llamadas a tu alrededor.
Así
que… Dedícate estos minutos para ti:
Cierra los ojos y respira
profundamente tres veces.
Relaja cada parte de tu cuerpo que
esté tensa e intenta acompañar tu respiración a tu estado de calma.
Sigue con los ojos cerrados
mientras te centras en tu respiración. Poco a poco, tus inhalaciones se hacen
más lentas y sientes como cada parte de tu cuerpo se vuelve más y más flácida.
Estás muy relajada y una leve
sonrisa se escapa de tu cara.
Te sientes afortunado.
A pesar de estar rodeado de la algarabía
de tu casa o de la calle, ahora mismo estás aquí… Con los ojos cerrados. Tú sola.
Escucha a tu cuerpo y a tu mente.
Anota en una libreta imaginada, cada
sensación que tengas.
Recuerda como te sentías cuando
eras pequeño y jugabas en las fiestas.
La inquietud del ahora recorría
cada poro de tu piel.
Eran unas experiencias inolvidables…
Y siempre tenías ganas de más.
Aquí y ahora, te estás recargando y
cada vez te sientes más como si fueras un niño.
La ilusión de las horas que
transcurren sin tener cosas que hacer, la necesidad de estar a cada rato
inventando o jugando…
Nada en tu mente te perturba. Y si
lo hace, pasa tan veloz a tu lado que a los segundos ya se te ha olvidado
porque estabas preocupada.
Visualiza una caja de regalo. Imagínala
con su lazo y decorada como a ti más te guste.
Nota la sensación que te produce
(como niña que eres) pensar en lo que hay dentro.
La ilusión te lleva sin prisas pero
de forma vertiginosa a abrir esa sorpresa.
Imagina que abres la caja.
¿Recuerdas aquel juguete que tanto
deseaste de pequeño?
Ahí lo tienes. Delante de ti. Está de
verdad en la caja. Y es tuyo.
Tus deseos se han vuelto a cumplir.
No necesitas nada más.
Eres realmente una persona muy
afortunada.
Vive el momento.
Respira profundamente una vez.
Abre los ojos.
Ahora
que ya has regresado de tu relajación, que no se te olviden esas sensaciones en
lo que queda de día y de semana.
Sigue
atento a la ilusión que rodea tu vida y disfruta de cada momento como si fueras
esa pequeña que solo quiere jugar.
Diviértete.
Pasa tiempo a solas. Sé feliz.
Hoy
es un día perfecto.
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