miércoles, 18 de febrero de 2015

El camino de la paciencia

Tener paciencia no significa estar inactivo.
Requiere de nuestra convicción y fuerza de voluntad, para que lleguemos a ser y a estar pacientes.
Se suele decir que: “quién espera desespera”, y es que estar expectantes ante una situación o acontecimiento, nos hace prestar curiosamente atención al ahora, y sin embargo nos inquietamos e incluso nos llegamos a enfadar.
 El camino de la paciencia o el camino que conduce a la paciencia, es un sendero que necesita de nosotros en todos los aspectos. De nuestra capacidad de afrontar las experiencias y de nuestra abstracción.
Por lo tanto, cuando desees ser y estar paciente:
- No esperes. Es decir, no tengas expectativas de lo que vendrá.
- Ten consciencia. Sé consciente de lo que te rodea. Observa sin implicarte en la situación.
- Haz relajación y respiraciones tranquilas para hacer que tu cuerpo y tu mente se unan.
Estas pequeñas acciones te ayudarán a afrontar aquello por lo que estés atravesando, ya sea una vivencia íntima o una espera en un atasco de tráfico.
Me gustaría que esta semana recordaras aquellas experiencias por las que has pasado, en las cuales has sido paciente.
Cuando las tengas, obsérvate en tu jornada diaria y analiza cuándo, cómo y por qué pierdes la paciencia en situaciones que a simple vista, parecen mucho menos importantes que aquellas en las que sí fuiste paciente.
¿Quizás un cúmulo de cosas, te han hecho explotar a lo largo del día, porque no has querido o sabido expresar tus sentimientos?
¿O tal vez no haces aquello que te hace feliz o realizas todas tus tareas sin poner en ellas partes de tu felicidad?
Sea como sea, estoy convencida de que puedes aprender de tu yo pasado. Aquel que afrontó la pérdida de un ser querido con la calma de una persona paciente, el que se enfrentó a una operación o a un examen casi sin expectativas. Esa persona eres tú, y tienes el germen de la paciencia dentro de ti.
Vive cada día con la fuerza tranquila de un animal dormido.
Tú puedes con todo. Ya lo has hecho otras veces.
¡Ánimo!
Sigue por el camino de la paciencia.



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